La sociedad está llena de mitos sobre el autismo y, en muchos casos, las personas con esta condición se ven expuestas al rechazo, la discriminación y el odio. Por eso, en el mes donde se celebra el Día Mundial del Autismo, queremos invitarte a leer este artículo y a reflexionar sobre el trato que les damos a los demás.
Primero, tenemos que aclarar que el autismo NO es una enfermedad, aunque en algunas ocasiones se asocia a trastornos neurológicos, fisiológicos, mentales y otros que acentúan las dificultades que las personas con esta condición sufren.
El autismo, simplemente, es una condición que afecta el modo en el que una persona ve su entorno y procesa la información del mundo que la rodea. A quienes tienen autismo, se les dificultan las relaciones sociales, comunicarse con otros, actuar de manera imaginativa y adaptarse a los entornos.
Existen varias categorías o tipos de autismo, por ello, es común que personas con esta condición tengan capacidades intelectuales brillantes y a otras se les dificulte el aprendizaje. No existe una regla general en estos casos, lo que sí existe, es una regla universal para su trato:
Respeto, sí o sí, respeto
El respeto no solo aplica para quienes tienen autismo, aplica para todas las personas con quienes nos rodeamos. Sin embargo, en estos casos es mucho más importante porque debemos relacionarnos con quienes tienen esta condición sin discriminarlos ni complicarles su adaptación a los diferentes espacios educativos, políticos, sociales y económicos en los cuales nos movemos cada día.
Inclusión, clave en su adaptación
Como ya lo dijimos, el autismo conlleva a tener algunas dificultades comunicacionales y de adaptación con el entorno, y para superar esta barrera, es necesario que los espacios cuenten con las condiciones adecuadas para que estas personas tengan una mejor calidad de vida.
Los aspectos comunicacionales, por ejemplo, se pueden entender en dos dimensiones: por un lado, lo tangible, es decir, señalización de colores, letras mucho más grandes, dibujos y otros; por otro lado, lo intangible que responde a maneras de hablar, lenguaje verbal y corporal, canales adecuados de comunicación y demás.
Cuando nos escuchamos, nos entendemos y avanzamos como sociedad. Este factor es clave para un mundo mejor.
Atención profesional al autismo
La atención temprana es la mejor herramienta para mejorar la calidad de vida y el desarrollo de estas personas, de esta forma se minimizan las barreras sociales que el trastorno presenta. Por supuesto, esta atención tiene que estar dirigida por un equipo interdisciplinario y profesional que a cada caso le aplique una estrategia. Bien dicen por ahí, todo ser humano es un universo diferente.
De igual manera, son vitales las intervenciones psicoeducativas a lo largo de la vida de las personas con autismo, esto mejora sus habilidades y su adaptación a la sociedad.
Espacios de participación social para personas con autismo
Debemos eliminar esa creencia que muchos tienen de pensar que las personas con autismo solo pueden vivir o desarrollarse en centros especializados para ellos y lejos de otros. Esto en ningún caso debe de ser así, al contrario, la inclusión social es determinante para mejorar su calidad de vida.
Tenemos que promover espacios en los cuales se sientan empoderados, identificados y sean protagonistas de su vida, ya sea en el mundo educativo, laboral, personal, sentimental y el resto de espacios en los cuales estamos normalmente.
Por último…
En cualquier caso, la mejor decisión que podemos tomar para entender a una persona con autismo, es acudiendo a especialistas en la materia, ellos nos indicarán cómo tratarlos y ayudarles en su proceso de adaptación.
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